Cómo seleccionar tipografía (Parte 1 de 4)
Para un diseñador, el momento más retador de cualquier proyecto suele ser enfrentarse a una página en blanco. Si logramos pasar exitosamente y nuestro diseño va viento en popa, mas temprano que tarde nos enfrentaremos una segunda prueba: abrir el menú de fuentes y escoger entre cientos de nombres y ejemplos desplegados en el ordenador. Habrá incluidas algunas trampas en donde le programa nos muestra un estilo que no tiene nada que ver con el diseño de la fuente. Sucede con las tipografías compuestas por símbolos o escrituras no latinas, como griego, hebreo, cirílico o cualquiera de las variantes orientales compuestas por kanjis y pictogramas.
Empezar a experimentar con cada una de ellas —logotipear, como se le llama a este ejercicio— puede pasar de la seducción a la desesperación, tan rápido como buscar la película correcta en Netflix cuando estamos aburridos. Con todo y el hecho que sabemos que es una práctica que rara vez conduce a algo bueno o revelador es imposible deshacernos de ella. A veces el cansancio, hartazgo o incluso el momento anímico puede influir en que por más que busquemos no logremos dar con «la tipografía» para ese proyecto.
En nuestra mente comenzamos a lamentarnos por no ser ese tipo de diseñador que conoce todas las tipografías y cuando hay que aplicarlas tiene en la mente la fuente perfecta.
Massimo Vignelli, uno de los diseñadores contemporáneos más connotados del siglo XX, hizo una serie de reflexiones agrupadas en la publicación El canon de Vignelli, en cuanto a la tipografía y la forma en que trabajaba con ella, escribió lo siguiente:
«La computadora le ha permitido a cualquiera diseñar nuevas tipografías, lo que se ha convertido en una de las más grandes contaminaciones visuales de todos los tiempos. Con la intención de llamar la atención en este asunto, hice una exhibición mostrando trabajos hechos a lo largo de los años usando solo cuatro familias tipográficas: Garamond, Bodoni, Century Expanded y Helvetica. […] Además de lo mencionado, puedo agregar Optima, Futura, Univers (el diseño más avanzado del siglo, ya que contiene 59 variantes de la misma fuente), Caslon, Baskerville y algunas otras».
No podemos asegurar que limitar al máximo el uso de fuentes no le funcionara, entre sus diseños está el sistema de señalización del metro de Nueva York (en Helvetica Bold) y que persiste hasta el día de hoy o la identidad de American Airlines (también en Helvetica) que fue uno de los últimos logos globales en recibir un rediseño, con una vida de más de medio siglo.
Michael Bierut, su discípulo por más de diez años y diseñador en Pentagram, una de las firmas más reconocidas en el diseño, se soltó el pelo al independizarse y como él mismo afirma «cayó en la promiscuidad tipográfica» y experimentó con todos los estilos disponibles. Él escribió una serie de enunciados en su libro Now You See It and Other Essays on Design (Ahora lo ves y otros ensayos sobre diseño) sobre cómo seleccionar una fuente. De forma resumida, se pueden obedecer algunos de estos aspectos para hacerlo eficientemente:
1. Porque funciona.
2. Porque te gusta su historia.
3. Porque te gusta su nombre.
4. Por quién la diseñó.
5. Porque estaba allí.
6. Porque te hicieron usarla.
7. Porque te recuerda algo.
8. Porque es hermosa.
9. Porque es fea.
10. Porque es aburrida.
11. Porque es especial.
12. Porque crees en ella.
13. Porque no puedes no usarla.
Y más que intentar analizar cada una de ellas, deducimos que el espíritu de estos enunciados es un llamado a no establecer un sistema rígido o metódico para hacer una selección tipográfica: a veces nos gusta y a veces necesitamos una decisión mucho más técnica. A veces podemos ser caprichosos o pensar en su funcionalidad. A veces queremos que impacte, a veces queremos que no se sienta.
El tema en cuestión, es que una selección tipográfica es la meta de muchos caminos, y que no necesariamente implican decisiones únicas, sino que son maleables y acordes al momento y objetivo particulares.
Si te encuentras en este punto, en donde quieres descubrir el santo grial para elegir una tipografia, dentro de esta libertad existen algunas características que debemos cubrir para mejorar no sucumbir ante la inmensidad de fuentes y tipografías que merodean en nuestra cabeza, en internet y todas las cosas que vemos.
Para aprender a seleccionar tipos, debemos, entre otras cosas, desarrollar una cultura visual, entender sus formas a través de sus clasificaciones y poner a prueba sus funciones a través de sus características; temas que requieren cada una de su propio espacio, por lo que estaremos abordándolos en las próximas entregas. Mientras tanto, voltea a tu alrededor y busca la gran variedad de fuentes con las que convives todos los días, desde la etiqueta del shampoo, el marcador del partido de futbol y hasta la tipografía que ves en tu teléfono celular.
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